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TRADICIÓN MEXICANA
Desde hace años existe la tradición mexicana de comprar adornos para festejar las fiestas patrias.
La tradición mexicana incluye la instalación de cientos de puestos en las diferentes ciudades del país en donde se venden toda clase de adornos: banderas, tambores, aretes, cadenas, rehiletes, etc., etc.
Pero este año, los vendedores se quejan de que la tradición mexicana se está perdiendo. No es queja nueva, desde hace años notan que las ventas van a la baja.
Dicen los vendedores que esta caída en la venta de adornos patrios se debe a dos razones:
1. A los jóvenes ya no les importan las tradiciones mexicanas. "Antes nos sentíamos más patrióticos, ahora a los jóvenes les vale" -dicen los vendedores.
2. La gente recurre a los adornos más baratos, que generalmente suelen ser de origen chino.
Sobre el primer punto, es lógico que a los jóvenes ya no les importe la tradición mexicana y que no se sientan patrióticos. Después de todo el 16 de septiembre es una fecha para celebrar la independencia de México, celebrar al país mismo. ¿Qué puede celebrar la gente este año? ¿los miles de muertos de la guerra contra el crimen? ¿el fraude electoral abalado por las instituciones que deberían garantizar el cumplimiento de las leyes? ¿las reformas laborales que están por aprobarse que aumentarán el esclavismo de los trabajadores y disminuirán su sueldo? Claro, con esos incentivos es muy poco probable que a los jóvenes les interese mantener la tradición mexicana o que las familias quieran adornar sus ventanas.
Con respecto al segundo punto, también tiene su explicación y bastante sencilla: NO HAY DINERO. Los precios de la canasta básica sin subiendo (de los huevos ni hablemos) pero el salario sigue prácticamente igual desde hace décadas. El dinero no alcanza y lógicamente si las personas quieren celebrar un poco de la tradición mexicana, lo harán buscando lo más barato, y lo más barato se traduce en productos de baja calidad y mano de obra barata.
No es culpa de los vendedores ni de las familias que llevan generaciones ganándose la vida fabricando hermosas banderas; pero esta es la realidad de México en estos años, y poco pueden hacer ellos para mejorarla.
Desde hace años existe la tradición mexicana de comprar adornos para festejar las fiestas patrias.
La tradición mexicana incluye la instalación de cientos de puestos en las diferentes ciudades del país en donde se venden toda clase de adornos: banderas, tambores, aretes, cadenas, rehiletes, etc., etc.
Pero este año, los vendedores se quejan de que la tradición mexicana se está perdiendo. No es queja nueva, desde hace años notan que las ventas van a la baja.
Dicen los vendedores que esta caída en la venta de adornos patrios se debe a dos razones:
1. A los jóvenes ya no les importan las tradiciones mexicanas. "Antes nos sentíamos más patrióticos, ahora a los jóvenes les vale" -dicen los vendedores.
2. La gente recurre a los adornos más baratos, que generalmente suelen ser de origen chino.
Sobre el primer punto, es lógico que a los jóvenes ya no les importe la tradición mexicana y que no se sientan patrióticos. Después de todo el 16 de septiembre es una fecha para celebrar la independencia de México, celebrar al país mismo. ¿Qué puede celebrar la gente este año? ¿los miles de muertos de la guerra contra el crimen? ¿el fraude electoral abalado por las instituciones que deberían garantizar el cumplimiento de las leyes? ¿las reformas laborales que están por aprobarse que aumentarán el esclavismo de los trabajadores y disminuirán su sueldo? Claro, con esos incentivos es muy poco probable que a los jóvenes les interese mantener la tradición mexicana o que las familias quieran adornar sus ventanas.
Con respecto al segundo punto, también tiene su explicación y bastante sencilla: NO HAY DINERO. Los precios de la canasta básica sin subiendo (de los huevos ni hablemos) pero el salario sigue prácticamente igual desde hace décadas. El dinero no alcanza y lógicamente si las personas quieren celebrar un poco de la tradición mexicana, lo harán buscando lo más barato, y lo más barato se traduce en productos de baja calidad y mano de obra barata.
No es culpa de los vendedores ni de las familias que llevan generaciones ganándose la vida fabricando hermosas banderas; pero esta es la realidad de México en estos años, y poco pueden hacer ellos para mejorarla.
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